domingo, 4 de febrero de 2007


Keikiavik, Islandia — Aunque el gobierno islandés declaró que su cacería comercial de ballenas es "sustentable", Greenpeace reveló el hallazgo de más de 179 toneladas de huesos y grasa de ballenas de aleta en estado de descomposición vertidos en un relleno sanitario de ese país. Greenpeace intentó ingresar al relleno para examinar los restos de cetáceo, pero no se le permitió el acceso. Todo indica que se trata de ballenas capturadas a fines de 2006.

“Le preguntamos al gobierno de Islandia ¿qué de sustentable tiene la matanza de especies en peligro para después desecharlas?”, cuestionó el coordinador de la campaña de océanos de la oficina nórdica de Greenpeace, Frode Pleym. “Es lamentable que Islandia y Japón continúen cazando ballenas pese a la oposición local e internacional ya que no hay justificación científica, económica o ambiental para ello”.

Además de los restos encontrados en el relleno, otras 200 toneladas de partes de ballena permanecen en congeladores en Islandia en espera de ser analizadas para conocer el grado de contaminación química.

Este escándalo no es exclusivo de Islandia, se repite en otros países que insisten en cazar ballenas. Por ejemplo, la flota ballenera japonesa pretende cazar en las próximas semanas 10 ballenas de aleta y 935 ballenas minke en el Santuario Ballenero Austral, a pesar de que aún tiene almacenadas más de 4,400 toneladas de carne de ballena de temporadas de cacería anteriores. Y es que según una encuesta del Centro Nipón de Investigaciones el 69 por ciento de los japoneses rechaza la cacería de ballenas en mar abierto, lo cual incluye el Santuario Austral.

En este contexto, Greenpeace inició su más grande programa de reclutamiento global, invitando a miles de personas a luchar contra la caza de ballenas a través del sitio http://whales.greenpeace.org.mx. La primera demanda de este programa es que las naciones que se oponen a la caza de ballenas se rehúsen a asistir al encuentro a favor de la cacería de ballenas que el gobierno japonés celebrará en Tokio el mes próximo.

“Sería un gran error para las naciones que rechazan la caza de ballenas dar el aval a Japón asistiendo a esa reunión”, advirtió Junichi Sato, coordinador de la campaña de océanos de Greenpeace Japón.

La próxima semana, el buque Esperanza, que estuvo en aguas mexicanas a finales del 2006, navegará al Océano Austral para denunciar la ilegal matanza de ballenas por parte de Japón.